Herrería Ricardo Rodríguez
Prestigio desde 1972
Intendente Grant 689, Morón, T.E.: 4627-2984
 
Castillo Ayerza, Castelar

 

 
PRIMERA PLANA
 
La muerte discutida
 

Distintas argucias legales quebraron, casi al mismo tiempo, la calma bucólica de Morón. La muerte del Intendente electo en 1963, Cayo Eliseo Goria, de la UCRP, excitó los apetitos de su correligionario José Nanoia, y del titular del Concejo, el peronista Carlos Norberto Vega. Macabramente, la hora de ese fallecimiento era un dato vital en la pugna.

¿Debía aplicarse una reforma introducida en 1963 a la Ley Orgánica de Municipalidades? ¿Debía apelarse a la Ley, tal cual era antes de la reforma? ¿Correspondía el mando de la Comuna al corredor de seguros Nanoia, de 44 años, padre de dos hijos? ¿O al dirigente gremial Vega, de 42, también padre de dos hijos? Nanoia zanjó la disputa pro domo sua: se hizo fuerte en el edificio de columnas dóricas de la Municipalidad.

 

José Nanoia

Corredor Nanoia: reforma sí

 

Cuando el 3 de mayo Vega arribó allí -flanqueado por los concejales de Unión Popular y una escribana-, un ordenanza se le interpuso: tenía orden de Nanoia de no dejarlo entrar. Un destacamento policial enviado desde La Plata maniobró en torno del edificio, cautelosamente, “en prevención de los disturbios que causarían los comunistas,” como vaticinó Nanoia. Con cautela idéntica, Vega retornó sus pasos y convocó al Concejo, para esa noche, a asamblea que los ediles de la UCRP se apresuraron a impugnar. Vega no pudo siquiera esbozar su tesis de que había sido falseada la hora en que se detuvo el corazón de Goria, que expiró el 30 de abril, antes de medianoche, y entonces él era su sucesor.

“Murió en un club, delante de mil personas, de un infarto -explicó Nanoia a PRIMERA PLANA, en su casa de Hurlingham con las paredes rociadas de banderines-. Es una locura pensar que hayamos adulterado el certificado de defunción. De manera que, automáticamente, el cargo de Intendente me pertenece. Si Goria hubiera muerto el 30 de abril, le hubiera pertenecido a Vega, en forma provisoria, hasta que los concejales designaran al Intendente efectivo.”

Hay que remontarse a las vísperas de los comicios de 1963 para penetrar en la selva de Morón: entonces, el gobierno Guido reformó el sistema eleccionario comunal “por esta única vez” y ordenó que los Intendentes fueran escogidos entre los concejales y por ellos, hasta el 1° de mayo de 1967. Por lo tanto, los 24 ediles de Morón -como los de todo el país- recibieron una categoría especial, la de electores. La modificación de entonces corrigió, también, la sucesión en caso de acefalía: en lugar de asumir la Intendencia el N° 2 de la lista, lo haría el titular del Concejo, a la espera de que los concejales-electores nombraran un nuevo jefe de la Comuna.

Sin embargo, este sistema -sostienen los radicales- podía funcionar hasta el 30 de abril, pues el 1° de mayo ingresaban 12 ediles, en reemplazo de los que tenían el mandato más breve (dos años), que ya no revestían el carácter de electores. Los efectos de la reforma practicada en épocas de Guido concluían entonces; por lo tanto, si Goria pereció el 30, Vega, que eso asegura, debió asumir la dirección de la Municipalidad y, ese mismo día, convocar el cuerpo que preside y lograr la designación del Intendente.

Pero como para Nanoia el procurador Goria falleció a las 0.20 del 1° de mayo, consideró prescripta la reforma Guido y se tomó del texto anterior de la Ley: puesto que él fue el 29 de la lista de su partido, le cabía asumir la Intendencia. Los peronistas, en cambio, señalan que la reforma Guido dejó en suspenso hasta el 1° de mayo de 1967 el viejo artículo de la Ley Municipal sobre elección de Intendente y caso de acefalía. De allí que corresponda a Vega, interinamente, el sitial de Goria; y a los ediles -electores y no electores- consagrar nuevo Intendente.

 

Vega

Gremialista Vega: reforma no

 

Vega insiste en que el Ministerio de Gobierno amparó la actitud ilegal de Nanoia; Nanoia, por su parte, dice que antes de ocupar la Municipalidad “consulté con el Senador Ricardo Bassi; él preparó el decreto de acuerdo a la ley de asunción del mando, y el acta, con testigos presentes. Así que esto es un hecho jurídico, no político.”

Nanoia se inauguró con una ordenanza de homenaje a Goria: dio asueto en todo el distrito de Morón el 3 de mayo. “Por eso me fastidió la presencia de Vega. ¡Vea que venir a disputar las migajas del gobierno justo el día de honras al finado!”

El jueves 6, a la tarde, se reunió el Concejo de Morón, convocado por Vega; faltó la bancada (8 ediles) de la UCRP, que impugnó la reunión. Se aprobó por unanimidad una Ordenanza de tres puntos: 1) desestima la impugnación radical del Pueblo; 2) declara ilegítima la asunción de Nanoia; 3) convalida la gestión de Vega, el 3 de mayo, cuando intentó asumir la Intendencia en forma transitoria.

Al caer la noche, un destacamento policial interrumpió la labor de los ediles: venía en busca de una bomba que, según denuncia anónima, había sido colocada allí. Los vigilantes desalojaron la barra, husmearon por los rincones y partieron con las manos vacías. “José Nanoia sigue con sus tretas,”clamó uno de los concejales.

No obstante, la bomba estalló en seguida, cuando el Concejo eligió como Intendente al representante de Unión Vecinal, Nicolás Oreste Cucaresse; diez minutos antes de la una del sábado, Cucaresse prestó juramento. Morón -cuyos habitantes se mostraron apáticos durante todo el proceso- tuvo desde entonces dos jefes para su Municipalidad.

 
PRIMERA PLANA, 11 de mayo de 1965, página 18
 


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©  Carlos Gustavo Maldonado
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